Pesca y algo más: Las cañas de bambú para la pesca con mosca
Todo pescador aficionado a la pesca con mosca y por que no aquellos amantes de la pesca deportiva, alguna vez abran oído hablar sobre las legendarias cañas artesanales de bambú para la pesca con mosca. Hablar de estas cañas me trae recuerdos de cuando era pequeño y veía a un ``viejo´´ y reconocido pescador con mosca (Mirco Rodriguez) de la ciudad de Río Cuarto, mi ciudad natal, haciendo esos movimientos que en ese entonces se veían tan raros, usando una caña de bambú a orillas del rió las Barrancas, río de un hermoso pueblo llamado Alpa Corral donde nació este amor por la pesca deportiva.
La caña de bambú: Un producto artesanal de difícil acceso hoy en día, no solo por su elevado precio si no por la pequeña cantidad de personas que toman un rincón y, menos cantidad aun, un ``rinconaso´´ de sus vidas para la elaboración de las mismas.
¿Por que es un producto tan preciado?
Primero, su carácter artesanal lo cual lo hace un producto único y, quien lo desee, personalizado. Segundo, lo difícil de conseguir se convierte en preciado. Tercero, el delicado casteo que estas cañas generan gracias al extraordinario material con la que estan construidas. Cuarto, un producto para toda la vida si se realiza un correcto mantenimiento y cuidado.
¿Que siento cuando estoy lanzando la mosca con la caña de bambú?
Sinceramente, además de escapar del casteo cotidiano de las cañas de fibra de carbono u otro material sintético, en cierta forma siento que retrocedo en el tiempo honrando a aquellas personas que durante el nacimiento de este arte (la pesca con mosca) usaban este tipo de cañas con prácticamente un 100 % de materiales extraídos directamente de la naturaleza, desde el propio bambú, hasta el barniz, los pegamentos, los hilos para el anillado, etc. Hoy en día la evolución de muchos materiales para la construcción de varas de pesca ha facilitado la construcción y cambiado seguramente en varios aspectos estas cañas.
Considero, en general, a la pesca con mosca como un arte. Realizar semejantes movimientos con innumerables detalles físicos para que la mosca se pose correctamente sobre el agua, la fabricación de los insectos artificiales para engañar al pez, el movimiento que este requiere para aumentar el engaño, si a esto le sumamos una caña fabricada a mano y que cumpla correctamente con su función, indudablemente cada salida de pesca es artística.
Fabricar un producto artesanal requiere principalmente de 2 cosas, la doble p: Pasión y Paciencia. Estas dos cualidades del ser humano se ven reflejadas en el producto final y por experiencia les digo que cuando falto una de estas se noto en la caña, y la estética y la ``perfección´´ es una carrera interminable pero importante en un producto artesanal. La originalidad es otro factor que creo muy importante.
Hacer cualquier clase de artesanía, así como pescar con mosca, despierta la imaginación del humano llevándolo a un mundo propio y único como cada caña, escapando de la cotidianeidad, las presiones, los ruidos, el stress, los ácidos grasos saturados, el Dengue, la Gripe A, la inflación (monetaria y corporal), etc, etc, etc.
Un poco de Historia
El uso de bambú para la construcción de cañas de pesca comenzó en China antes de Cristo. Sin embargo, la evolución de estas ancestrales cañas hasta las empleadas hoy en día, ha sido un proceso lento. No fue hasta mediados del siglo XIX cuando el bambú empezó a ser utilizado por los artesanos ingleses y norteamericanos.
Se cree que en 1846 Samuel Phillipe, un armero de Easton, Pensilvania, hizo las primeras 6 tiras diseñadas con caña de Calcuta y de que su hijo, Solón, construyó la primera caña hexagonal completa con la caña de Calcuta en 1859. Aunque esta afirmación ha sido criticada recientemente, con la publicación de Split & Glued de Vincent C. Marinaro (2007).
La compañía Leonard comenzó en 1874 a fabricar maquinaria para producir cañas de bambú completas. Las varillas de sección cuadrada fueron las primeras en fabricarse pero luego empezó a fabricar cañas a partir de 6 tiras para formar un hexágono, por razones comerciales. La versión hexagonal era más fácil de producir y pronto se convirtió en lo normal.
El bambú Tonkin (llamado así por muchos importadores) no fue empleado para la construcción de cañas hasta 1930. El profesor F.A. MClure, que viajó a China en 1927 como experto en botánica a la Universidad de Lignan, clasificó varias especies no conocidas de bambú en China. Entre ellas estaba el bambú Tonkin, al que dio el nombre científico de Arundinaria Amabilis, o “lovely reed”. El A. Amabilis se cultiva en las colinas que bordean el río Sui en la región de Guangdong, China. Es la única zona del mundo en la que esta especie posee las características demandadas por los constructores de cañas. Cultivada en plantaciones, las cañas de bambú Tonkin pueden alcanzar alturas de unos 12 metros. Una vez recolectadas, las cañas se cortan en varias piezas y se llevan al río Sui para su limpieza y enderezado. Las cañas, llamadas “culms” por los constructores de cañas, son entonces clasificadas, atadas en paquetes y transportadas para su posterior exportación a todo el mundo.
El embargo, iniciado y extendido por el comunismo impidió la importación de bambú, y combinado con la aparición de la fibra de vidrio y su producción en masa, conllevaron el final de la edad dorada del bambú.
Las cañas de bambú producen un suave y fluido lanzamiento el cual provee un efecto de amortiguamiento propio al final del backcast. El tiro hacia delante acelera la línea con el mismo efecto amortiguador del principio y luego posa la mosca en forma precisa y suave sobre el agua. Este amortiguamiento, sensibilidad y acción lenta las diferencia de las cañas de mosca construidas de materiales sintéticos como grafito, fibra de carbono o fibra de vidrio. Sin embargo la capacidad del constructor permite hacer cañas de este material de acción rápida o media utilizando un diseño adecuado.
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